Miles de días grises.

Y hoy es uno de esos días donde ya no puedes más, de esos en los que nada más levantarte lo ves todo negro, mal, mal, mal, y mal. Ni ese mensaje de buenos días, ni la sonrisa de tu mejor amiga, ni los chistes malos de tu compañero de pupitre, ni los abrazos de tu MA, ni contar los días que faltan para tu gran viaje a París, ni ese beso de despedida a las dos y media, ni pensar en esa fiesta de pijamas que tienes el finde que viene, ni escuchar tu canción favorita mientras pintas garabatos en un folio en blanco y comes helado de vainilla, ni ver la peli de la semana acurrucada en el sofá atiborrándote a palomitas,ni todoel oro del mundo  hacen que te sientas cómoda, como antes.